Naufragada en una isla desierta, una Robinssone intenta llamar la atención a los barcos que están al largo agitando su camiseta de baño. Cansada, sin poder hacer nada más y parece estar condenada por quedarse sola en su islote. Haciendo la vuelta de su nuevo dominio, descubre allí a otra mujer. Una amistad tierna nace en seguida entre las dos mujeres. Reunidas por la tercera náyade, las mujeres pasan el tiempo entre juegos de aguas y caricias... Descubriendo sus cuerpos calentados por el calor y el aburrimiento y ofreciéndose placeres aún inexplorados. Por fin repeladas por un barco, no resisten al placer de ofrecerse una última dosis de paraíso, entre chicas...
Donde hay mucho amor hay mucho sufrimiento y esto las mujeres lo saben muy bien. Cuando entra la señora de la casa, la esclava sabe que sufrirá pero no se queja, al contrario le gusta. La esclava obedece todas las órdenes de su señora. La dueña es muy contenta. Coge un látigo y somete la pobre esclava a todo tipo de torturas, más o menos crueles. Todo en una escena que endurecerá seguramente tu pene. ¡No te lo pierdas!
Dos hermosas lesbianas se lavan el coño a fondo en la bañera. Deciden de ir mucho más allá y se van en la habitación, en donde sacan unos consoladores fluorescentes y empiezan penetrándose el coño en varias posiciones muy sexuales, hasta que se corran como dos verdaderas zorras.
Señora Jennings recibe una de sus amigas en su jardín para tomar una tasa con té. Después de tomar el sol y de algunas acaricias, la encontramos en bragas y excitada en la cama conyugal. La señora desea mostrar a su amiga que tratamientos tiene que soportar del parte de su marido y empieza pegar las nalgas de su amiga hasta enrojecerlas. Algunos dedos en el coño la hacen olvidar del dolor. Pero recibe otro castigo, esta vez con una fusta de cuero. ¡Cuanto más la pega, más se excita! Una escena que los aficionados de nalgas no deben perder.
La recién llegada acaba de conocer su señora. La pobre chica, así como se le ha ordenado, empieza lamer las botas de su señora, luego quita su corpiño y consigue sus manos atadas de una jaula. La señora apreté con sus tacones los senos de la chica no antes de pinchar sus pezones con crueldad. Una tercera mujer entra y se une a la señora. La rubia acaba apiñada en la jaula y las otras dos salen del cuarto.
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