La historia está sucediendo en Italia, un tío tiene muchas ganas de follar. Él le ofrece su asno a su compañero que no muestra ningún interés. Pero no se preocupa, va a tratar de seducir a otro tío en la calle con la ayuda de su amigo, y luego tomarlo tranquilamente a su casa, proponiéndole un polvo inolvidable. Los dos se encalientan uno al otro, visitando la gran casa. Se acarician despacito, se besan, para que tarde o temprano ir arriba poco a poco. Una vez en el ambiente, los dos amigos se descuidan, haciendo casi todo, como chuparse la polla uno al otro y sobandose para terminar en una increíble penetración “por turnos” culminada con una corrida mutual.¡He aquí una cita sexual muy exitosa!
¡Dos empleados en la construcción repintan una casa aunque ellos prefirieran estar ocupados con algo más! Es bajo la presión (de su polla en sus pantalones) que uno de ellos comienza a excitar a su colega con su rodillo. Le pasa su mano sobre el entrepierna y esto parece funcionar, ya que algunos segundos más tarde él está agarrando su polla, listo para chuparlo. Luego, ellos se chupan las pollas uno al otro, antes de encularse finalmente a seco, detrás de la casa, lejos de los ojos curiosos y del propietario. Se enculan a fondo, deshaciéndose así de toda la tensión acumulada en el trabajo. Tarde o temprano, como el tiempo vuela, ellos deciden eyacular alegremente, inundando sus pechos sudaderos. ¡Nada mejor que una pequeña pausa manos a la obra!
Una pareja de jovencitos está al borde de la piscina tomando el sol y con muchas ganas de hacer algo más que pasar una simple tarde bañándose. Y ellos comienzan en tocarse un poco el traje de baño, pero rápidamente el último de ellos desaparecerá dejando sitio a dos tíos con unas pollas rectas y vivarachos. Y pasarán a las cosas serias, y para ellos esto significa pasar por una sesión de felación que empieza enseguida. La rubiecito hará una buena mamada a su amigo antes de hacerlo probar a su turno el sabor de su polla. Ellos se lamerán un poco el culo para lubricarse el ano antes de encularse profundamente. ¡Ellos follarán uno tras otro en todas las posiciones antes de terminar bajo un último grito con una hermosa corrida sobre el torso imberbe del jovencito bronceado que justamente le faltaba la crema solar para broncearse!
Dos tíos invitaron a un amigo para ver la hermosa chimenea que instalaron en el salón. El tío es muy bien recibido dando que los dos canallas estaban con el torso desnudo y con unos pantalones de cuero poniendo en valor sus músculos y sus hermoso tatuajes. Uno de los dos se sube en la chimenea, posando como un dios griego para que su novio lo pueda admirar. Todo esto los excita terriblemente y deciden de improvisar un pequeño polvo a tres, cosa que le encantará muchísimo al invitado. Y el tío se pone de rodillas tomando las pollas en la boca para mamarlas con una gran destreza. El traga las enormes pollas y se excita muchísimo en lamerles también los cojones antes de terminar a lo perrito en el sofá, tomado por uno de los dos tíos que no son para nada delicados cuando se trata de la sodomía. Además se enculará a turnos por sus dos azafatas que lo querrán verlo gemir de placer. La escena terminará con una avalancha de esperma sobre el torso viril del invitado, que muy contento les pedirá de regresar lo antes posible.
Julio y Gilles encontraron un sitio idea para mimarse al amparo de las miradas indiscretas de la ciudad: la forja. Y justamente en este sitio un poco sórdido pero que se presta a los abrazos furtivos que se dan. Rápidamente, ellos se desnudan y comienzan a mamarse mutuamente. El único mueble del sitio es una vieja mesa abandonada pero a ellos les basta para costarse y de gozar juntos en un 69. Luego Julio instala a Gilles sobre la mesa, y después de haberlo preparado con su lengua caliente y húmeda, lo empalará profundamente, forrado entre sus nalgas hasta los cojones. Gilles chilla de alegría pero afortunadamente los gritos están cubiertos por el ruido de la forja. Luego a su turno, Julio se gira ofreciendo su culo para ser enculado y Gilles no se priva en encularlo a grandes golpes de riñones y de penetrarle la forja personal. ¡Qué bueno es encargarse del mantenimiento!
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